¡Oh música mágica, pura, candenciosa,
zumo de la expresión de los sonidos
que, al vaivén de las notas melodiosas,
cual arcoiris en abanico sobre el cielo
se derrama en los oídos, al escucharla;
ejerciendo sublime exalación de los sentidos:
arrobo, turbación, subyugación, encantamiento.
No existen términos para explicar ni describir
este arrebato total que en algunos seres
causan estos poémas escritos con palabras.
Sino con sones melódicos, en sucesión unidos,
simultáneos, al desgregarse por los aires esfumados,
de riquezas ¡plenos! y siguen fluidos; acentuados,
en contrapunto, con un lenguaje universal
que desborda en sensaciones su elocuencia.
Una invasión de sentimientos encontrados: dulzura,
goce, alegria a la par que melancólica tristeza.
Las palabras en señal de reverencia...enmudecierron.
Callan para oir mejor, en silencio,
cautivadas, esta armonía triunfal en los acordes.
Porque es rítmico el latir de nuestros corazones,
ritmo hay en todo lo que rige nuestras vidas.
Del movimiento es la ley; principio vital, fecundador.
Anida, habita y renueva a la naturaleza.
Poder sobrenatural tiene el ritmo de la música.
¿Habrá pulsado los latidos del Universo en que
vamos todos insertos?
Eyina
| ||||||
No hay comentarios:
Publicar un comentario